Si los pies hablaran, más de una se asombraría. Una de las partes del cuerpo que más sufren en el día a día, son los pies. Para que tu actividad diaria sea mucho menos estresante tendrás que someterlos a una sesión relajante y dedicarles unos minutos al final de la jornada. Quítate los zapatos, medias y/o calcetines, y déjalos respirar durante un tiempo. Túmbate sobre la cama y reposa los pies apoyándolos sobre la pared unos 10 minutos. Tras ello, sumérgelos en un cubo de agua caliente con sal Epsom y unas gotitas de aceite de menta. Tus pies te lo agradecerán.
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